domingo, 8 de febrero de 2015

Noticia El Mundo:Larga espera para los hipotecados

Marlene no vive en su casa. Aun así, pasa a menudo por ella para asegurarse de que no han entrado okupas. «La vecina está atenta para avisarme si oye ruidos; por la noche, viene cada día a dormir un amigo de mi hermano», cuenta dentro del domicilio, frío y desnudo de muebles.
Se marchó hacia octubre, con la confianza de que sería irreversible el compromiso que de palabra le ofrecieron en la oficina de Catalunya Caixa de Badalona donde se ató a la hipoteca que no puede costear ahora: si abandonaba la vivienda en una plazo de una semana, en pocos días le concederían la dación en pago, la amenaza del proceso judicial se desvanecería y la deuda de al menos 138.000 euros que le exigen se desharía. Ella acató el trato, agobiada por otra deuda que dejó en Valencia, así que se fue del hogar y comparte un alquiler con su hija y una amiga por el que abona unos 400 euros; la entidad, en cambio, no ha cumplido su parte.
«Me dieron un día para tomar la decisión. Me llamarían para firmar la dación, pero no ha sido así. En vez de eso, aplazaron la solución hasta marzo». Con el pacto en ciernes suspendido, en la sucursal no le han vuelto a pedir las llaves y Marlene teme que la morosidad le siga persiguiendo si alguien se apodera al asalto del domicilio, una picaresca para nada extraña en un barrio tocado por la crisis como La Salut, en Badalona.
El apartamento debía subastarse en enero. Aunque la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) se lo recomendó, prefiere no regresar al piso porque deduce que, entonces, debería buscar otro arrendamiento a partir de abril.
Aunque peculiar, la situación de Marlene no es excepcional: mientras unos clientes han podido plasmar el fin de su inquietud en un contrato, Catalunya Caixa ha instado a otros de un día para otro a esperar aún más después de largas negociaciones para derogar un préstamo imposible de devolver, aunque fuera a costa de perder el techo. La caja ha pospuesto casos sin reparar si la condonación estaba ya apalabrada.
Es lo que le sucedió a Jordi, vecino de Badia con tres hijos a su cargo, hipotecado por más de 100.000 euros en un piso de protección oficial y una refinanciación a cuestas que ha sufragado haciendo malabarismos sucesivamente con el subsidio, la ayuda familiar y la retribución de un plan de ocupación. «En agosto, teníamos toda la documentación para la dación, también el permiso de la Agència de l'Habitatge; pero en octubre la jefa de zona de Catalunya Caixa dijo que quedaba parado. No sabía el motivo», comenta.
Aunque en el banco no aclaran cuál es la razón para retrasar los acuerdos, lo cierto es que coincide con la venta de la entidad rescatada con 12.600 millones de euros públicos al BBVA y -sobre todo- el traspaso de parte de la cartera hipotecaria al fondo de inversión Blackstone. Ambas operaciones culminarán en los próximos meses. La PAH ha protestado por la entrada en el negocio de lo que califican como fondo buitre y la falta de atención a los afectados.
Catalunya Caixa no ha explicado a este diario por qué ha congelado daciones en marcha ni ha contestado si los nuevos gestores de los préstamos se avendrán a perdonar los débitos. Se limita a repetir que no reclama desahucios sobre primeras viviendas desde hace un par de años y que ha concedido unas 12.000 condonaciones.
Tampoco consiguen respuesta los deudores, apunta la abogada Eva Corredoira, que asesora a personas ahogadas por las hipotecas en el consulado de Ecuador de Barcelona: «No sabemos qué pasará, no hay garantía de nada. Tenemos una inseguridad jurídica grande. Hay 500 mil versiones, cada director dice lo que le parece y los de arriba dan la callada. Unos dicen que ocurre por Blackstone y no saben cómo gestionará, otros que Blackstone y BBVA se están repartiendo los créditos, o que BBVA está haciendo estudios».
Mientras, lo que Catalunya Caixa plantea como alternativa a los hipotecados es un convenio de espera, por el que ambas partes renuncian a empreder acciones hasta el 30 de marzo. El banco promete no ejecutar la subasta, pero a cambio solicita que el interesado aporte una cantidad de dinero, en alguna ocasión proponiendo un préstamo personal.
«Hemos visto pedir de 100 a 300 euros mensuales hasta 500», dice Corredoira, que ve «bastante presión» para que se rubrique: «En algún caso les han dicho que, si no firman, serán de los primeros en verse con una resolución judicial a partir del 31 de marzo. Recomendamos que no se firme si no hay información ni garantía de nada, aunque depende de cada persona. Si la subasta está cercana, hemos firmado».
Aun reconociendo que se mueven en la incertidumbre, la letrada cree que Blackstone no pleiteará y aceptará daciones generalizadas para luego comercializar los domicilios: «Los inversores quieren las viviendas, con las que tendrán rentabilidad por baratas que las vendan».